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¿Una iluminada, una mujer ávida de protagonismo, o la ‘elegida’? Betty Hill -fallecida el 17 de octubre a los 85 años- fue tachada a lo largo de su vida de todo tipo de epítetos. Fue el precio que pagó por ser la primera persona que, junto a su marido, denunció públicamente haber sido ‘abducida’ por un ovni.
Trabajadora social y activista por los derechos humanos, Betty Hill murió en su casa a consecuencia de un cáncer de pulmón, cuando habían pasado 43 años de la noche que cambió su vida.
Fue el 19 de septiembre de 1961. Betty y su marido, Barney, regresaban a Portsmouth tras unas vacaciones en Canadá, adonde habían viajado en busca de un poco de sosiego que aliviara la úlcera de Barney, tal vez consecuencia de la enorme presión social a la que se vieron sometidos en una época en la que los matrimonios interraciales no estaban bien vistos.
Según su relato, cuando atravesaban las Montañas Blancas de New Hampshire, bien entrada la noche, vieron una luz en el cielo, que al principio confundieron con una estrella. Cuando se percataron de que les seguía, Barney paró el coche para coger sus prismáticos y, de paso, su revólver. Miró hacia el resplandor y observó luces de colores y ventanas, y, a través de ellas, siluetas. Muy asustado, regresó al vehículo y emprendió el regreso a toda velocidad. Sin embargo, llegaron a su casa con la ropa manchada y desgarrada y un retraso de dos horas. Dos horas que quedaron como un paréntesis en su memoria.
.:: Acosados por las pesadillas ::.
Los dos años siguientes desde el incidente fueron un infierno para los Hill: la úlcera de Barney se agravó, y ambos sufrieron crisis de ansiedad, hipertensión, insomnio y pesadillas. Pesadillas en las que eran secuestrados por seres extraños.
Acosados por los trastornos, acudieron a un prestigioso psiquiatra y neurólogo de Boston, Benjamin Simon, especialista en terapia hipnótica. El doctor los sometió, por separado, a sesiones de hipnosis regresiva, en las que la pareja ‘reconstruyó’ la laguna mental de dos horas: según su relato, habían sido secuestrados por extraterrestres y sometidos a todo tipo de pruebas físicas en una nave espacial. Los alienígenas habrían programado después las mentes de Betty y Barney para que no pudieran recordar lo sucedido, y los habrían liberado.
Según la descripción de la pareja, los extraterrestres serían seres de 1,5 metros de estatura, calvos, con la piel grisácea, cabeza en forma de pera, grandes ojos como los de los gatos, nariz y boca pequeñas, y se comunicarían por telepatía, si bien el líder del grupo también hablaba inglés…
Incluso se pintó un mapa interestelar a partir de las descripciones de Betty, basadas -según ella- en las enseñanzas del ‘cabecilla’ de los extraterrestres. Tiempo después, se verificaría la existencia de dos estrellas que figuraban en ese plano. También el Ejército ratificaría que esa noche los radares de la Base Aérea de Pease habían captado un objeto no identificado, aunque «sin consecuencias», según el informe militar.
.:: Un circo mediático ::.
El doctor Simon no creyó la versión de sus pacientes -que desde aquel momento se hicieron habituales de programas de radio y televisión-, y adujo que las personas no siempre dicen la verdad cuando se encuentran bajo hipnosis. Para él, los Hill sufrían amnesia, y Betty utilizó sus sueños con extraterrestres para rellenar ese hueco en la memoria, que habría trasferido al subconsciente de su marido al narrarle las pesadillas. No obstante, nunca quedó claro por qué sufrían amnesia.
Fallecido su marido en 1969, Betty Hill fue alejándose de los medios de comunicación, e incluso llegó a denunciar el «espectáculo comercial» en el que se había convertido el tema de los ovnis. No obstante, en 1995 publicaría el libro ‘Una aproximación a los ovnis desde el sentido común’.
El de los Hill es el primer caso de abducción hecho público y uno de los mejor documentados. Dio lugar a artículos, programas, libros y hasta una película. Su relato supuso además la ‘apertura de la veda’ para los cientos de personas que, desde entonces, han asegurado haber sido abducidos.
Fuente: Elena Mengual